Dicen que las cosas que valen la pena, requieren de algún tipo de sacrificio. En el caso de mi trabajo – el cual disfruto - el sacrificio es estético. Y es que nadie que me vea en plena labor se imaginaria, que soy capaz de usar tacones.
Las reglas de SODIMAC en cuanto a la ropa son:
Polos de cuello alto, blusas o polo camisas.
Jeans.
Cazadora: chaleco gigante donde fácilmente podría entrar un clon mio, debido a mi poco peso y más ahora que he bajado varios kilos - según muchos – por el trajín.
Cabello bien amarrado.
Aretes que no sean colgantes, en caso quieras usarlos.
Para cerrar con broche de oro, BOTAS PUNTA DE ACERO.
No había reflexionado en como todo lo anterior me arrebata la feminidad, hasta ayer, en que un cliente no pudo guardarse lo que estaba pensando y me preguntó mientras reía, si lo que llevaba en los pies era mío o lo brindaba la empresa.
¿Mías? Claro, pensé, me gusta usar estas estrambóticas botas negras cuyo tamaño no pasa inadvertido, resaltando así mis delgadísimas piernas. Y qué decir de las dolorosísimas ampollas que causaron las primeras semanas y el casi kilo que cargo por pie. ¡Todo un encanto!
A todo eso, agréguenle el polvo que se nos pega al buscar los productos en el almacén, la cara de estrés, causada por algunos clientes “especiales” y el cansancio ocasionado por las tareas que debemos cumplir. Resumido en dos palabras: “SACRIFICIO ESTETICO”.
Siendo así, no tengo más opción que sorprender a los clientes con mi “arrasadora” personalidad… está bien eso puede ser algo exagerado, pero hago el esfuerzo por asesorarlos en sus compras y ayudarlos a buscar soluciones. Al parecer les agrada mi trato, pues algunos de ellos vuelven, buscando que yo los atienda. Así, de a pocos, terminan contándome parte de su vida, preocupándose por mi futuro e incluso enterando de que escribo y leyendo mi blog.
Es justo eso lo que me hace olvidar los malos ratos laborales y me hace disfrutar este trabajo en el que llevo casi 6 meses, todo un record en mi vida. Obviamente también el sueldo y el horario de 3 días por semana, que me deja mucho tiempo para vivir y ser feliz como ya he publicado en entradas anteriores. Imagino que eso convierte a mi trabajo - intrascendente para muchos – en algo que vale la pena, en una razón más para sonreír.
Para cerrar la entrada, los dejo con una de mis canciones favoritas, cuyo titulo encaja perfecto con todo lo antes mencionado. En cuanto a la letra, explica algunas de las razones por las que no uso escarapela, ni coloco una bandera fuera de casa en estas fechas patrias, pero ese es un tema que dejaré para otro día.
Será la tontedad atada a mi corazón. Esa que mencionas continuamente, por que quizá conoces mejor que yo.
Será la constancia de tu imperfecta presencia, hecha de frases que no termino de oír, y palabras nuevas que intrigan.
Será todo eso que sabes e ignoro completamente. Será que no te das cuenta de lo que tienes en frente. De esta situación incierta, de este afán de caminar, de este desinterés fingido, que ya se quiere marchar.
Hace mucho no escribía y no esperaba hacerlo hoy, pero soy mejor con las palabras cuando las escribo que cuando las digo. Este vídeo y este poema son para un gran amigo, que espero pronto vuelva a sonreír como antes.