martes, 6 de septiembre de 2011

MEDIO FELIZ, MEDIO VIVA

¿Qué sucede cuando descubres que no eres todo lo feliz que podrías ser? Peor aún, cuando no te queda más que aceptar que la culpa es solo tuya, por haberte dedicado a la ley del mínimo esfuerzo.

¿Cómo excusarte, cuando tienes la felicidad a un estirón de mano y señalada con mil luces de neón? ¿Cómo esconderte de tu propia conciencia, ante la vergüenza de ser culpable? Culpable de ser medio feliz por negligente y cobarde.

¿En qué momento nos convertimos en simples espectadores, resignados a mirar a través de la ventana, sabiendo que podemos entrar? ¿Será que tanta felicidad posible, nos abruma? Entonces toda la felicidad obtenida se vuelve tan insípida, frente a la que podrías tener.
Pero ¿Cómo llegas a ese punto? ¿Cómo llegué? Mas importante aun ¿qué nos hizo reaccionar y ver que estábamos haciendo las cosas medio bien, medio mal?

La mayoría tiene que pisar fondo y vivir situaciones extremas. A algunos pocos, les es suficiente una buena película, una canción, un discurso, un libro, o como a mí las inocentes, inconscientes y quizá nada intencionadas palabras de algún amigo(a).

Ese momento en que vemos pasar la vida frente a nuestros ojos y nos cuestionamos cada minuto vivido, es el punto de quiebre. Entonces solo quedan dos opciones, continuar con el conformismo o cambiar la situación y de inmediato.

Personalmente ya me cansé de caminar por los linderos del terreno, mientras tengo las escrituras en un cajón. De tener un mundo de interrogantes en la cabeza, por no darme tiempo de leer las respuestas que llevo en el bolso. De no hacer todo lo que puedo, para ser todo lo feliz que quiero. No me agrada la idea de seguir llevando una media vida, siendo una media persona, media amiga, media violinista, media compositora, en resumen medio feliz.

Hace dos semanas algo pasó, ¿no sé cómo? pero caí de la nube. Alguien dijo algo, y escuchó que no dije nada. Se me anudó la garganta,al enfrentarme a la incómoda realidad de ser un gran desastre. Y por primera vez en mucho tiempo, se me sacudió el mundo al punto de no esperar más para cambiar la situación.

Quizá en algún momento la vida me tiente a cruzarme de brazos y esperar que la felicidad toque mi puerta, pero esta vez haré la lucha. Es cierto, cuesta mucho no tomar el camino fácil, pero la verdadera felicidad, esa que no depende de las circunstancias externas, si no del hecho de saber que diste todo de ti por aquello que le da sentido a tu vida, bien vale la pena. 


Nos vemos en un nuevo camino.
Mientras tanto los dejo con vídeo muy feliz, que espero los ponga de tan buen humor como a mi...





Tchau

1 comentario:

Limeña introvertida dijo...

Chica, me inspiras. Yo todavía tengo que esperar un buen bajón para poder sacudirme la pereza de buscar la felicidad. Lamentablemente yo no tengo ni idea de donde pueda encontrarla así que a mi me va a costar más trabajo.

Espero atreverme a dar lo mejor de mi, por mi propio bien. =)

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