Eran casi las 4:00 pm, el agradable calor y la suave brisa creaban un ambiente perfecto para un paseo por la playa.
Llegamos de casualidad a una interesante exposición sobre la riqueza marina del lugar.
Luego fuimos a caminar por el muelle, donde pudimos fotografiar a los caballitos de totora y lamentamos no tener la ropa adecuada para pasear en ellos.
Caminamos disfrutando esos últimos momentos antes de volver a nuestra ciudad. Comimos unos deliciosos picarones, y tomamos fotos a diestra y siniestra en el trayecto.
El sol permitió que la cámara guardara la total belleza de sus pasos a la noche. Tanto nos entretuvo el ocaso que nos hicimos tarde y por poco no volvemos.
Tomamos un bus a la ciudad, que hizo demasiadas y desesperantes paradas en el camino.
Faltaban 10 minutos para que nuestro carro de regreso saliera, asi que bajamos del bus y corrimos a un taxi. Le pedimos que fuera lo mas rápido posible a la agencia. Llegamos apenas 1 minuto antes y subimos.
Sentadas, cansadas y satisfechas, decidimos que este viaje merecía una 2da parte.
Espero que esta travesía les haya gustado.
Nos vemos en el camino.
Tchau