miércoles, 9 de agosto de 2017

CAJAMARCA DÍA #105 (la casa de los pinceles)



La primera vez que vi aquella casa fue un viernes por la mañana. Aunque idéntica a las anteriores, algo en ella hizo que caminara más lento para observarla. Y la ausencia de cortinas no me ayudaba mucho a resistir la tentación. Claro que estaba lista para acelerar el paso si corría el peligro de ser descubierta. 
En aquellos pocos segundos, vi una guitarra, un estante con libros y... un tocadiscos? Funcionara o no, las personas con tocadiscos están en peligro de extinción. Quería regresar y asegurarme de haber visto bien, pero mi indiscreción tiene límites. 
Seguí caminando, y cuando ya estaba alejándome volví mis ojos hacia ella y levanté la mirada hacia el segundo piso. Las ventanas nuevamente me revelaban sin miedo pedacitos de aquel hogar, caballetes y pinceles asomaban haciendo mi intriga aún más grande. ¿Son pintores? ¿son músicos? ¿son ambos? y ¿por que al igual que yo no usan cortinas? ¿También les falta presupuesto?
Así pasaron días y semanas, empezaba a olvidar aquella curiosa casa hasta que vino a visitarme Mayra de 16 años, e hija mayor de una familia que me ha adoptado desde que llegué aquí. Ella, y sus tres hermanas son felices dibujando, pintando, observando puestas de sol desde la azotea, o caminando por el campo. Es esa sensibilidad hacia la belleza, el arte y la naturaleza la que me hace sentir tan a gusto en su compañía a pesar de tener yo 28 años. Fue entonces cuando le conté sobre la casa de los pinceles. ¿Quieres verla? pregunté, y tras un rotundo y sonriente si, nos fuimos. De pronto estábamos ahí, no demasiado cerca esta vez, lo suficiente para mirar de reojo aquel segundo piso y sonreír ante la idea de tener a tan solo unos metros, uno o más seres excepcionales. Sin embargo, las posibilidades de confirmarlo eran tan altas como las de mirar hacia mi ventana justo cuando pase una estrella fugaz.

Así que nuevamente aquella casa se nos fue olvidando. Pasaron días, semanas, incluso una noche ya en la cama, mientras hablaba por teléfono giré hacia mi ventana y vi pasar una estrella fugaz. Fue así hasta la noche del martes 1 de agosto, cuando al revisar las sugerencias en mi Facebook de trabajo con un ojo abierto y el otro cerrado, me topé con un pintor que ofrecía visitas a su taller. Entré a la página, bastó ver un par de fotos para dar uno de los ME GUSTA más certeros de mi vida digital.



Seguí viendo y entonces me detuve en las fotos del taller, no tenía cortinas. ¿Será posible? No lo creo. Minutos después la foto de una sala donde el pintor tenía una guitarra y en el fondo se veía un estante con libros y un tocadiscos me llevó inmediatamente a aquel primer recuerdo. Hice captura de pantalla y emocionada se la envié a Mayra.

La misteriosa casa de los pinceles estaba abierta para nosotras con tan solo una cita. Mayra se encargó de hacer el contacto. A pesar de todo aún tenía dudas, pero al buscar la ubicación del lugar el resultado fue contundente, menos de 5 minutos a pie según Google maps. Cita confirmada para el día lunes a partir de las 5:00 PM.

El día llegó, la emoción de Mayra superaba la mía que ya era bastante. Era de esperarse, la pintora es ella. De pie ante la puerta nos miramos sin poder procesar aún lo que estaba ocurriendo.

Nos abrió Sofía y sus grandes ojos verdes, los cuales luego vi en más de una de las obras del artista.


Subimos, si, subimos al segundo piso. Se abrió aquella puerta y el destello de colores me envolvió en un estado de realismo mágico.

El caballete y los misteriosos pinceles!




Me encanta!




Uno de los que más me gustó.

Hermosa representación de Ima Sumac.



Posavasos, idea de Sofía.

Bocetos



Joan Alfaro el pintor y Sofía, eran junto a sus pequeños (solo conocimos a uno) los excepcionales habitantes de aquella casita. Creo que percibieron nuestra honesta admiración hacia el trabajo que se realizaba ahí, que hasta nos hicieron un recorrido por el primer piso, por aquella sala sin cortinas dónde un estante con libros y un tocadiscos me hicieron un guiño que yo les devolví con una sonrisa por las imposibilidades que en ocasiones se hacen posibles y palpables. 

;)

La ventana indiscreta.
Joan y Mayra, si, tiene 16.
Eso es todo por hoy.
Nos vemos en el camino.

Y recuerda, si tu casa no tiene cortinas no me culpes por mirarla.

Las obras originales de Joan Alfaro se encuentran en Lima.
Informes:

Página Web: www.joanalfaro.pe

Contacto TallerJoanAlfaro: 991075192

6 comentarios:

La inoportuna dijo...

Cuando vaya también quiero pasar por allí!!!

Vicko Ant dijo...

Siiii! Te va a encantar, me recordó al día que fuimos al museo de juguetes.

Mayra Ponce dijo...

Genial!!! Me encanta como has redactado está historia, good job Vicko.😉

Vicko Ant dijo...

Gracias!! Si no iba contigo, no me animaba :)

MAPLE dijo...

Ojalá pueda ir más pronto de lo que pienso

Vicko Ant dijo...

Siempre eres bienvenida :)

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