lunes, 9 de mayo de 2011

HISTORIAS DE UN NIÑO FELIZ


Jhonatan tiene 17 años, viene de Chachapoyas, alquila una habitación en el segundo piso de mi casa, y su mamá le paga a la mía para que le de pensión (comida).
Ha llegado de muy lejos a buscar un futuro mejor en la ciudad, pero al conversar con él, uno se pregunta, ¿será posible que lo encuentre aquí?

Cada vez que come con nosotros, nos cuenta historias de un mundo lejano. Historias de campo, de siembra, de la época de lluvia o los meses de sequía que mataron al rio y algunas vacas, de gente feliz que camina 10 horas para ir a la cosecha conversando y riendo de cómo alguien se cayó de una de las bestias.

A veces, la nostalgia de su gente tan transparente como su aire le quita solo por segundos esa sonrisa enorme que lo caracteriza, la que ha hecho que lo llamemos “el niño feliz”. Entonces despierta de ese microsueño que lo llevó por un momento a su tierra, esa que no lo avergüenza, que se distingue en su forma de hablar y en ese color de piel que los españoles dejaron a sus descendientes.

Mientras lo escucho, me pregunto ¿quién ganará? ¿quién será más fuerte? su sonrisa o esta “civilización” que ensucia el aire, seca ríos, mata vacas y prefiere ignorar que hay lugares mas allá de donde alcanzan los ojos. Supongo que el tiempo lo dirá.

Nos vemos en el camino.
Tchau

1 comentario:

Anónimo dijo...

-.- EL NIÑO FELIZ!!!!!!!!
ANIMENLO Q SIGA ASI...
ATTE LA INOPORTUNA
PD. NO TODO AKI ES TAN MALO... =S

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